jueves, 12 de abril de 2012


Hay un lugar mas allá de los sueños, donde las personas somos libres y donde todo es tan real que ni despiertos seriamos capaces de lograr esta sensación…

Mi nombre es Nicolás tengo 21 años, vivo en un pueblo muy alejado de la ciudad, donde se trabaja duro para poder obtener el día a día y el estudio, bueno aun es un hecho inalcanzable por ser como animales que solo sirven para el trabajo; somos gobernados y presididos por grandes elites que nos someten a tareas muy duras por una malísima remuneración, esto por el solo hecho de ser campesinos;  de las mujeres ni hablar, ellas son como un trofeo que se compra y se utiliza según nuestra conveniencia y en donde la suerte de la que no sea comprada no es mucho mejor, teniéndose que dedicar al horrible trabajo de dama de compañía, por no decirlo en términos más soeces.

Ya van más de dos años desde que la conocí, bueno más bien desde que la vi, pues solo podía observarla alejándose de la mano de su dueño, ella ya era de alguien más.  Mi existencia, la desconoce; ¡oh desdichado hombre aquel que ve a su amada atada a otro hombre déspota, engreído y caprichoso, que piensa en ella cual si fuera de su propiedad y a la cual trata como quiere! Su nombre, jum… aun no lo sé, pero para mí se llama Sofía. Sí, estoy seguro, solo este nombre es digno de conmemorar tanta belleza.

El mes pasado mientras la miraba caminar de la mano de su esposo por el frente de mi casa me ha dado un mareo terrible y he caído al suelo desmayado. Inmediatamente me llevaron al hospital, en donde me diagnosticaron anemia. Me recomendaron mucho reposo y poco trabajo, si quería vivir eso sí, aunque no estaba seguro de si valía la pena hacerlo con el dolor constante de estar alejado de ella e imaginármela en el sufrimiento constante de una vida sin amor, amor que solo yo podría brindarle.

Transcurrieron los días y el no volvió a ver a su amada, la última vez que la vio fue el día de su desmayo en donde desdichadamente la vio partir para siempre de la mano de su esposo quien la alejaba de su lado; su plan era aislarla se la llevo a otro país.
El cayó en un enorme vacío, toco fondo, tal fue su agonía que le faltaron las fuerzas para continuar, su corazón dejo de latir poco a poco y sus sentidos se fueron debilitando, cuando menos pensó, estaba sumergido en un sueño profundo.

De pronto  la vio  acercarse lentamente, vio sus cabellos negros cual si fuese petróleo, sus labios rojos como la sangre, su piel de terciopelo cubierta por un hermoso manto que resaltaba su figura de diosa. En el momento en que estuvieron frente a frente ella lo saludo gentilmente, el quedo anonadado al escuchar su dulce voz y después de mucho balbucear algunas palabras salieron de su boca, entablaron una gran conversación que duro horas y horas, el nunca había sentido tanta felicidad en su vida no podía creer lo real que se sentía.

pasaron las horas y el deseo de besarle deambulaba por todo su cuerpo, sus ojos ya no tenían la misma mirada y sus acciones ya eran dominadas totalmente por sus impulsos. Después de mucho pensarlo se decidió y con mucho sigilo se acercaba a ella oliendo ese perfume de rosas que destilaba de su cuerpo y viendo esos hermosos ojos verdes que lo introducían a la locura, estaba cerca, muy cerca de hacerlo y al momento de tocar sus labios puf… despertó dándose cuenta que todo esto había sido parte de su inconsciente.

No pudo descifrar si lo que había soñado fue una pesadilla al tenerla tan cerca y no poder haber culminado aquel beso o si fue un dulce sueño por haberla tenido a su lado.

Desde ese día Nicolás no ha podido concebir el sueño con una enorme agonía que habita en el, pero mantenía la ilusión de volverlo a hacer solo para volver a aquel frenesí inquietante que causaba su amada en el y para volver a sentir el amor y la pasión que en su deplorable realidad jamas iba a gozar.




carolina herrera velásquez   11.2