Hay un lugar mas allá de los sueños, donde las personas
somos libres y donde todo es tan real que ni despiertos seriamos capaces de
lograr esta sensación…
Mi nombre es Nicolás tengo 21 años, vivo en un pueblo muy
alejado de la ciudad, donde se trabaja duro para poder obtener el día a día y
el estudio, bueno aun es un hecho inalcanzable por ser como animales que solo
sirven para el trabajo; somos gobernados y presididos por grandes elites que
nos someten a tareas muy duras por una malísima remuneración, esto por el solo
hecho de ser campesinos; de las mujeres
ni hablar, ellas son como un trofeo que se compra y se utiliza según nuestra
conveniencia y en donde la suerte de la que no sea comprada no es mucho mejor, teniéndose
que dedicar al horrible trabajo de dama de compañía, por no decirlo en términos
más soeces.
Ya van más de dos años desde que la conocí, bueno más bien
desde que la vi, pues solo podía observarla alejándose de la mano de su dueño, ella
ya era de alguien más. Mi existencia, la
desconoce; ¡oh desdichado hombre aquel que ve a su amada atada a otro hombre déspota,
engreído y caprichoso, que piensa en ella cual si fuera de su propiedad y a la
cual trata como quiere! Su nombre, jum… aun no lo sé, pero para mí se llama Sofía.
Sí, estoy seguro, solo este nombre es digno de conmemorar tanta belleza.
El mes pasado mientras la miraba caminar de la mano de su
esposo por el frente de mi casa me ha dado un mareo terrible y he caído al suelo
desmayado. Inmediatamente me llevaron al hospital, en donde me diagnosticaron
anemia. Me recomendaron mucho reposo y poco trabajo, si quería vivir eso sí,
aunque no estaba seguro de si valía la pena hacerlo con el dolor constante de
estar alejado de ella e imaginármela en el sufrimiento constante de una vida
sin amor, amor que solo yo podría brindarle.
Transcurrieron los días y el no volvió a ver a su amada, la última
vez que la vio fue el día de su desmayo en donde desdichadamente la vio partir
para siempre de la mano de su esposo quien la alejaba de su lado; su plan era
aislarla se la llevo a otro país.
El cayó en un enorme vacío, toco fondo, tal fue su agonía
que le faltaron las fuerzas para continuar, su corazón dejo de latir poco a
poco y sus sentidos se fueron debilitando, cuando menos pensó, estaba sumergido
en un sueño profundo.
De pronto la vio acercarse lentamente, vio sus cabellos negros
cual si fuese petróleo, sus labios rojos como la sangre, su piel de terciopelo
cubierta por un hermoso manto que resaltaba su figura de diosa. En el momento
en que estuvieron frente a frente ella lo saludo gentilmente, el quedo
anonadado al escuchar su dulce voz y después de mucho balbucear algunas
palabras salieron de su boca, entablaron una gran conversación que duro horas y
horas, el nunca había sentido tanta felicidad en su vida no podía creer lo real
que se sentía.
pasaron las horas y el deseo de besarle deambulaba por todo su cuerpo, sus ojos ya no tenían la misma mirada y sus acciones ya eran dominadas totalmente por sus impulsos. Después de
mucho pensarlo se decidió y con mucho sigilo se acercaba a ella oliendo ese
perfume de rosas que destilaba de su cuerpo y viendo esos hermosos ojos verdes
que lo introducían a la locura, estaba cerca, muy cerca de hacerlo y al momento
de tocar sus labios puf… despertó dándose cuenta que todo esto había sido parte
de su inconsciente.
No pudo descifrar si lo que había soñado fue una pesadilla
al tenerla tan cerca y no poder haber culminado aquel beso o si fue un dulce
sueño por haberla tenido a su lado.
Desde ese día Nicolás no ha podido concebir el sueño con una
enorme agonía que habita en el, pero mantenía la ilusión de volverlo a hacer solo para volver a aquel frenesí inquietante que causaba su amada en el y para volver a sentir el amor y la pasión que en su deplorable realidad jamas iba a gozar.
carolina herrera velásquez 11.2
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